Llega un momento en la vida en la que los Reyes dejan de ser los padres.
Y no es que dejes de creer en la Magia, que va!.
La Magia se produce cuando dejas los juegos de poder y el único gobierno posible es el interior. Pero no el del personajillo que te has creado, si no el de tu ser más «elevado» y profundo.
Cuando no importa si eres el padre, el Hijo o el espíritu Santo porque reconoces la conexión de todas las cosas.
Los Reyes no son los padres porque ya cumplieron su misión y recogiste sus regalos, te empoderaste. Dejaste de actuar en función de ellos. Si te trajeron mucho carbón a lo largo de tu vida y te habías creído una mina, o una locomotora, hoy reconoces también las bondades que se derivan del calor producido y puedes remodelar la empresa. Si de tantos regalitos de plástico, te creíste la reina de Saba y hoy ves cuanta basura toxica acumulaste, inicias un proceso de soltar lo que ya no sirve hasta reconocer tu capacidad de jugar con la imaginación para re-crearte.
Hoy reconozco que la ausencia de Reyes no es carecer de gobierno, cuando maduro lo suficiente para actuar de acuerdo al bien común, cuando dejo de mirarme el ombligo y creer que la vida me lo dará todo mágicamente solo por ser buena. Y es que en mi mundo mágico ya no sé premia la bondad de agradar al otro y cumplir las normas establecidas. Si no el ser coherente con mi verdad: la Ley Natural que está por encima de todas las normas, EL AMOR.
Ese que empieza por una misma (aceptándome como soy, reconociendo amablemente mis errores y humildemente mis virtudes) y se expande inevitablemente a lo que me rodea en forma de creatividad y momentos compartidos. Colaborar para crear el mundo que quiero, eso es Magia.
La Magia
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