El nivel del Ego alude a la identificación del hombre no con su organismo psicosomático sino con una representación o imagen mental, más o menos precisa, de su organismo total.
El ser humano se identifica con su ego, con una imagen de sí, escindiendo a menudo la psique y el cuerpo.
En este nivel opera la dualidad consciente/inconsciente.
En el nivel Existencial opera la dualidad entre el organismo y el medio, las necesidades del individuo y su entorno.
El plano Transpersonal se caracteriza por la suspensión de todos los dualismos.
Permite al individuo mirar con amplitud sus limitaciones emocionales y de todo tipo, ya no se vale de ellas para interpretar neuróticamente el mundo, manteniendo una posición de “testigo”supraindividual.
En el siguiente nivel (mente superior) se entraría en un estado de “Conciencia Cósmica”,
en la que se trasciende la concepción del mundo sustentada por la cultura (confusión de fantasía/pensamientos y realidad).
El “continuum of awareness” o continuo atencional, es atención focalizada en el presente y abierta a todos los contenidos que emerjan puntualmente a la conciencia desde una actitud ecuánime.
Abandonar la mente para volver a los sentidos (como antídoto a la neurosis). Esto conlleva una fe en la espontaneidad más allá de la voluntad programada.
Al inhibir la conceptualización, la manipulación y los juegos de la mente a favor de la espontaneidad, surge una naturalidad inteligente, llamada en Gestalt “Autorregulación organísmica”.
Esto supone un arduo trabajo de auto-indagación que nos facilita la terapia, o acompañamiento emocional, para identificar nuestra «sombra»: aquellos juegos o patrones egoicos que nos hacen proyectar fuera lo que no aceptamos de nosotros mismos.
A veces será a través de la confrontación del terapeuta y otras nos daremos cuenta tan solo escuchándonos a nosotros mismos contar las mismas historias desde diferentes ángulos o viéndonos reflejados desde la honestidad y la franqueza.
En cualquier caso, una cosa es verlo y otra aceptarlo e integrarlo realmente. Es un camino hacia el AMOR INCONDICIONAL pasando por el «PERDON». No el perdón del catolicismo en el que hay rango de superioridad e inferioridad o el dualismo de «perdonador /perdonado» , sino el auténtico en el que ambos se hacen uno y no hay nada que perdonar (solo acoger y amar).
Es hermoso pensar que venimos a este mundo a «Vivir el Perdón» , como dice Jorge Lomar, basándose en UN CURSO DE MILAGROS. Podemos pasarnos la vida creando guerras y enfrentamientos entre bandos, o elegimos entregar la situación a nuestro Ser trascendental, el Espíritu de Unidad, para que corrija nuestra percepción y podamos ver al otro como una parte de nosotros que viene a darnos una lección de Amor.
Aunque no existen verdades absolutas , si que hay una brújula interior: aquello que nos trae paz. No se trata de dejar de actuar en este mundo o dejar de poner limites cuando algo no nos parece justo, si no de escuchar al corazón y cuando algo nos altera la paz, pedir ayuda a esa parte mas sabia en nuestro interior para restaurarla.
En el nivel transpersonal no hay diferencias porque no existe el tiempo. Y es en este plano donde debemos tenernos paciencia y ser tolerantes con nosotros mismos y los demás. Todo llegará.