Una simple decisión puede hacernos la vida mas fácil. Si tus pensamientos tienden a ser pesimistas o a enfocarse en lo menos esperanzador de la cruda realidad, te aseguro que tu mayor enemigo eres tú mismo. Y podría ser todo lo contrario, en cada instante tenemos la oportunidad de elegir de nuevo.
No hay una manera buena de ver las cosas y una mala, sino una que nos hace el camino más llevadero y otra que nos lo amarga.
La buena noticia es que las creencias y el enfoque, pueden cambiar, y por tanto tenemos en nuestra mente la raíz de nuestra suerte. Basta con un DARSE CUENTA de que detrás de todo juicio hay un rechazo a una parte de nosotros mismos que ocultamos en la sombra. Incluso aunque sea muy justo y razonable, y esté basado en principios morales que justifiquen nuestro desprecio. En ese mismo juicio está el origen de todos los males: el sentirnos separados como seres individuales del resto de la humanidad (o de la VIDA). Si podemos vernos en el reflejo del otro, aunque sea metafóricamente, no de una forma literal ni en la misma medida, comprenderíamos a nuestros semejantes y nuestro corazón estaría más libre de rechazos y rencores.
Con los años, al mirar atrás, podemos reconocer que hay un sentido en todo lo que nos ocurre, si sabemos recoger con amor el fruto de las experiencias y ver que la vida no está en nuestra contra, es nuestro juicio el que así lo interpreta. Al final todos venimos desnudos y nos vamos desnudos, y habremos vivido una vida más plena o menos plena en función de nuestra capacidad de integrar la sabiduría oculta detrás de las pérdidas y el dolor.
El Universo no es más justo o injusto según se adapte a nuestro criterio. Hay leyes naturales que nos trascienden y sobrepasan nuestro entendimiento y nosotros somos meros observadores de lo que acontece. Aunque generadores de causas y efectos, no importa, la Naturaleza sabe y el río sigue su curso. «Lo que es para ti, ni aunque te quites y lo que no es para ti, ni aunque te pongas». Entonces está bien poner una intención, un enfoque, para mantenernos motivados, siempre y cuando pidamos a la Vida ( o deseemos fervientemente), reconociendo humildemente que no sabemos lo que es mejor para el bien común a largo plazo y siempre que no deseemos interponer nuestra voluntad a la ley Natural.
Sigamos soñando desde el corazón y no desde la mente egoica, escuchando lo que nos pide el alma, aunque sea raro, o inadecuado, y aunque en nuestro entorno no esté bien valorado.
Deja a la vida revelar la verdad de tu Ser, sin oponer resistencia. No hay que hacer nada más que ser autentico. Como mucho ir limpiando los obstáculos que nos separan de la alegría, que es nuestro estado natural cuando nos dejamos en paz. Sin comparaciones, sin «debería» o «tengo que».
Si hay un Dios, está en cada uno de nosotros y en todo lo que existe, accesible como nuestra conciencia cuando despertamos de un sueño. Si estás en la tristeza, el miedo o la rabia, alguna creencia o idea te separa de LA VERDAD. Y puede que esas emociones sean tus guías hacia una versión mejor de ti misma, si sabes acompañarlas con el cuerpo, como si fueras su mejor amiga.
Cuando te dispongas a entrar en el mundo de las sombras, asegúrate de llevar tu luz: la de la inocencia que trae el desapego. No te identifiques con nada y no te creas nada de lo que te cuenta tu ingeniosa mente. Al final de ese túnel, está la creatividad del instante presente. Si lo rechazas, estarás negando la existencia de un Ser Superior, por miedo a la Verdad (que implica la fragilidad de lo material y lo absurdo de nuestros «imperios mentales»).
Hay una mente individual, egoica, que lucha por tener razón y una Mente Colectiva Unificada, que YA sabe y está por encima o más allá de todas tus preocupaciones. Pareciera que todo este cuento que nos contamos (el de nuestra mente cotidiana) es un esfuerzo por demostrar la realidad de la separación y de que el mundo es peligroso o está en nuestra contra.
Hasta creernos Dioses creadores nos llevará finalmente a un límite y a una decepción. Co-creadores como mucho, y sólo si nos armonizamos con lo que ES; si sabemos escuchar a nuestra intuición, una vez reconocida nuestra más pura inocencia,(cuando nos vaciamos de ideologías, programas y conocimientos «prefabricados» o «procesados»).
Así que en esa presencia inocente, en el silencio vacío de preconceptos, estoy conectada con todo lo que Es y puedo reconocer mi origen divino.
Puedes decidir unirte a esto en todo momento y recordarlo cada vez que sientas malestar. Sabrás que puedes retornar a cada instante.
Y si no sé hacerlo de otra manera, me rendiré ante mi incapacidad y le diré a mi Maestra Interior: «ayúdame a corregir mi percepción, yo sóla no sé cómo hacerlo».(Te aseguro que siempre que me dirijo así a mi Ser Superior obtengo respuesta en menos de una hora y mi humor cambia, a veces ayudándome de un paseo o alguna forma de ejercicio). El caso es que no estamos solos, nunca lo estamos, aunque nos lo parezca. Hay interconexiones, invisibles a nuestros ojos, en todo lo que existe (eso explica la telepatía, las sincronías o coincidencias y las intuiciones o premoniciones).
Básicamente, lo que trato de transmitir es el poder de la Fe en lo transpersonal para cambiar nuestra vida cotidiana, pasando de la lucha a la aventura. De la separación a la Unidad.
A muchos les parecerá utópico, y puede que tengan razón. La Fe no se puede transmitir, pero es cierto que «no solo de pan vive el hombre». El Ser Humano necesita un sentido para vivir. Puede ser el Amor a su familia y amigos, o al trabajo, quién sabe. Seguro que es algo que le hace disfrutar. Lo que pasa es que si nos apoyamos en algo externo puede que un día nos falle o no tengamos en quién o qué apoyarnos. Mientras que si creemos en una Fuerza Interior, que no es humana ni perecedera, ésta siempre nos acompañará, aunque a veces no podamos reconocerla. Entonces tenemos que acudir a la Fe y solicitar ayuda a nuestro guía, los ángeles, el Espíritu Santo o como queramos concebirlo. Hay momentos que nos superan y sólo entregando la situación al Universo del que formamos parte, podemos relajarnos y fluir , siempre y cuando sepamos confiar.
Y esto es elegir la Paz por encima de todo. Caer y levantarse las veces que haga falta. Tampoco está mal quedarse un ratito en el suelo, si es con conciencia. Puede nutrirnos como seres humanos, hacernos empáticos. Y quizás sólo vinimos a este mundo para poner Amor y Conciencia a todo tipo de situaciones y experiencias; no tanto a que las cosas fueran a nuestra manera.
Entonces, qué eliges?, ir a favor o en contra de la Vida? Creer en tu limitado criterio personal o confiar en que lo que te está sucediendo es para tu bien a la larga?
La verdadera abundancia es sentirse conectado y a salvo, reconociéndose heredero del Cosmos y parte del Ser Eterno e Infinito que es nuestra Conciencia Superior ( por llamar de alguna manera a lo in-nombrable), de la que todos partimos y a la que regresamos.