Las emociones no expresadas quedan grabadas en las células esperando a ser procesadas.
Cuando éramos pequeños no teníamos desarrollada la capacidad de comunicar lo que sentíamos y muchas veces reprimimos las emociones por miedo al rechazo.
Ese programa incompleto queda registrado hasta que se den las condiciones externas para su resolución. Eso significa que atraeremos situaciones que reproducen las circunstancias similares. Entonces tendremos la oportunidad de aprender la lección o repetir el examen hasta superarlo. No hay prisa.
El dolor es la puerta de entrada hacia nuestra esencia, si tenemos la suficiente humildad para inclinarnos.
Ahí fuera no hay un Dios castigador, ni la vida está en nuestra contra. Por el contrario, el Amor siempre está ahí (aquí) esperando. Todo lo que sucede es una llamada para regresar a él.
Si quisiéramos indagar sobre el origen de esas situaciones desagradables que se repiten en nuestra vida, probablemente llegaríamos hasta esa emoción reprimida a la que no le dimos voz.
La técnica de la silla vacía, el psicodrama, o el arte son vías de expresión y sanación que ayudan a sentir y canalizar conflictos que no supimos gestionar en su momento.
Para mantener la salud, es muy importante sentir con conciencia, es decir, plenamente. Y lo es también expresar en un entorno adecuado, de forma que no dañemos a nadie.
Cuando vivimos una situación estresante, es muy recomendable compartirlo con alguien. Especialmente las situaciones traumáticas, vividas en soledad, pueden llegar a convertirse en enfermedad física. Es conveniente llamar a alguien de confianza cuanto antes para desahogarnos.
Si no nos atrevemos, podríamos sacarlo escribiendo o dibujando. Y si no sale nada de esto, prueba cantando con la «A». Es la vocal que abre el corazón. El aire debería de salir desde el diafragma, es decir una «A» potente, abierta, siempre al exhalar. Con fuerza, para que vibre el pecho. Y si puedes abrir los brazos o ayudarte con el cuerpo a expresar, mejor todavía.
Cuando vivimos la emoción hasta el fondo, al principio parece insoportable, como si fuéramos a morir en el intento. Pero es así como hay que ir: a muerte. La valentía es atravesar nuestros miedos para crecer con ellos.
La experiencia es el fuego transmutador que transforma el metal en oro. Lo que parece duro finalmente resulta líquido. El sentir de las emociones es el fluir que nos devuelve a la luz de la esencia. Lágrimas que fluyen hasta trascender la tristeza o el miedo y llegar al silencio, la aceptación y la paz.